La historia de las dos catedrales de Salamanca está estrechamente relacionada y refleja la evolución y transformación arquitectónica a lo largo de los siglos.
La Catedral Vieja, también conocida como la Catedral de Santa María. Su construcción se inició en el siglo XII sobre los restos de una antigua iglesia románica. Inicialmente, la catedral fue diseñada en estilo románico, pero a medida que avanzaba la construcción, se introdujeron elementos góticos. La estructura combina diferentes estilos arquitectónicos, incluyendo el gótico, el renacentista y el barroco.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la Catedral Vieja se quedó pequeña para dar cabida a la creciente población de la ciudad y a las necesidades litúrgicas y ceremoniales. Es por ello que se decidió construir una nueva catedral.
La construcción de la Catedral Nueva, oficialmente llamada Catedral de la Asunción de la Virgen, comenzó en el siglo XVI. Fue diseñada en estilo gótico tardío y renacentista.
Su fachada principal, conocida como la fachada plateresca.